Todos pensamos que trabajar en casa sería más sencillo y divertido, que la vida sería más relajada. Sin embargo, acoplarnos a la nueva realidad, trabajar desde casa y hacer en este espacio, nuestra nueva oficina fue un poco más complicado de lo que pensamos. 

¿Por qué sucedió esto? Las horas de trabajo se confundieron con trabajo pendiente por culminar, los minutos se volvieron tareas inconclusas y dejó de existir un límite y horarios para cada acción. 

Es momento de organizarnos y permitir que todo nos rinda más: el tiempo, el espacio, y sobre todo, los momentos en familia.

Organiza tu tiempo de tal manera que cumplas las acciones prioritarias en el tiempo estipulado (8 horas), no más, no menos. Crea horarios para todo: desayunar, cambiarte de ropa, trabajar, levantarte a dar una vuelta para despejar la mente, comer, volver al trabajo y culminar los temas más importantes. 

Recuerda que siempre existirán pendientes, pero debes trabajar para culminar lo más importante.

Realiza un cronograma de acciones y temas por hacer, mira la importancia y relevancia de cada uno y empieza a poner horas y tiempos. 

Es momento de crear un hábito diferente, sin olvidarte de tener un tiempo para ti y permitir oxigenación de tus ideas. No te obsesiones con terminarlo todo pues terminarás agotado y siempre encontrando más temas por realizar.