En la actualidad hemos escuchado o leído sobre la necesidad de las empresas en contratar “asesores externos o freelance” para trabajar y crear estrategias de venta, dando cierta libertad a ambas partes, tanto en gestión de tiempo y manejo de cuentas paralelas, sin recurrir a la relación de dependencia. 

Si bien es cierto, esta manera de trabajo es  hasta cierto punto, más flexible y “libre” (por decirlo de alguna manera), pero requiere más atención y una correcta organización para cumplir metas y objetivos sin descuidar a ninguno de nuestros clientes. Ser freelancer nos obliga a crear planes de acción a corto y largo plazo. 

Hay que tomar en cuenta, además, que trabajar de esta manera nos obliga a capacitarnos de manera constante para lograr entender nuevas tendencias y coordinar mejores acciones, obteniendo así mejores resultados. 

Ser freelancer nos motiva a crear una metodología dinámica, a utilizar nuevas aplicaciones y apoyarnos en la tecnología para trabajar en nuestro propio tiempo. Debemos tomar en cuenta que al trabajar de manera externa somos un apoyo “adicional” a nuestros clientes, una solución puntual a un determinado requerimiento.